Factores detrás de la corrección bursátil
El principal responsable de los temores de los inversores ha sido, sin duda, el giro agresivo que ha dado la Reserva Federal. La institución, en unas pocas semanas, ha duplicado el ritmo de retirada de los programas de compra de activos, ha adelantado la fecha de la subida de tipos y se ha mostrado muy agresiva a la hora de presentar su proceso de normalización de balance.
Este cambio de actitud de la Fed ha dejado a los inversores preocupados por un posible error de política monetaria. Concretamente, se está generalizando la preocupación de que la Fed haya estado demasiado tiempo consintiendo una inflación más alta y persistente de lo aceptable. Esto obligaría ahora a la institución a implementar un ritmo de ajuste más rápido, que podría poner en riesgo la continuidad del actual ciclo económico. En cualquier caso, el famoso dicho que aconseja no luchar contra la Fed, ha dejado de dar soporte a los precios de las acciones.
Este cambio de actitud de la Fed ha dejado a los inversores preocupados por un posible error de política monetaria. Concretamente, se está generalizando la preocupación de que la Fed haya estado demasiado tiempo consintiendo una inflación más alta y persistente de lo aceptable. Esto obligaría ahora a la institución a implementar un ritmo de ajuste más rápido, que podría poner en riesgo la continuidad del actual ciclo económico. En cualquier caso, el famoso dicho que aconseja no luchar contra la Fed ha dejado de dar soporte a los precios de las acciones.
¿Qué otros condicionantes han causado la corrección bursátil?
Lo mismo podemos decir de otros dos factores que han impulsado el ciclo alcista de bolsa en los últimos meses:
- Los bajísimos tipos de interés reales, que permitían unas mayores valoraciones bursátiles.
- El efecto de la liquidez de los bancos centrales.
Es bien sabido que, tras la irrupción de la pandemia en 2020, los bancos centrales actuaron coordinadamente e implementaron programas de compra de activos financieros que inundaron de liquidez la economía. Esta liquidez se convirtió en un poderoso aliado para las bolsas, cuyos precios se beneficiaron de la necesidad de los inversores de canalizar este exceso de liquidez a los mercados financieros. Ahora, estos estímulos se están retirando de forma gradual y, aunque la liquidez global seguirá aumentando, su ritmo de crecimiento ya no será el que nos acompañó a lo largo del año 2021. En cuanto a los tipos reales, aunque siguen en niveles muy bajos, han repuntado con mucha claridad en las últimas semanas, penalizando sobre todo a los sectores bursátiles con valoraciones más exigentes y contribuyendo a la reciente corrección bursátil.
En los últimos días, a estos riesgos se les han unido otros. Un arranque de la campaña de presentación de resultados empresariales del cuarto trimestre más mixto, ha alimentado las dudas de los inversores respecto de la capacidad de las empresas de trasladar a sus productos el fuerte repunte de sus precios de producción. Por otra parte, la variante Ómicron, a pesar de su menor gravedad, ha impactado negativamente sobre la actividad económica global del último trimestre y es probable que también lo haga en la primera parte del año 2022.
Por último, aunque no por ello menos importante, la creciente tensión geopolítica entre Rusia y Occidente ha supuesto un plus de incertidumbre que los mercados se han apresurado a descontar. Es complicado hacer un pronóstico sobre este tipo de riesgos, pero lo que sí nos parece poco probable es que terminen sucediendo los escenarios más graves del conflicto, ya que no son del interés de ninguna de las partes.
Es importante recalcar que seguimos pensando que la economía mundial saldrá fuerte de la ola ómicron y que, efectivamente, la actividad económica en Estados Unidos podrá soportar el endurecimiento de las condiciones financieras en el año 2022. Del mismo modo, es también probable que las tasas de inflación se normalicen a lo largo del año, creando un entorno macroeconómico favorable que permita la recuperación de la actual corrección bursátil.