En los últimos años, y a raíz de la caída en la rentabilidad de los depósitos, los fondos de inversión se han convertido en una alternativa atractiva para canalizar el ahorro de los inversores. Los fondos de inversión son instituciones financieras gestionadas por un grupo de profesionales expertos que se dedican a invertir el dinero que han recaudado a partir de la venta de participaciones. Constituyen una herramienta muy útil y práctica para inversores con poca experiencia, puesto que la elección de los activos financieros en los que invertirá su capital quedará en manos de profesionales especializados. A la hora de elegir un fondo de inversión, el perfil inversor del ahorrador constituye el factor más importante a tener en cuenta. Hay multitud de inversores de perfil conservador que prefieren asumir un riesgo limitado, a pesar de que la rentabilidad esperada sea más baja. De ahí que adopten un enfoque “prudente” para sus inversores, con un objetivo de preservación del capital a largo plazo.
De acuerdo con esto, hemos desarrollado un ranking de los distintos tipos de fondos de inversión donde estos se clasifican en función de la seguridad o del riesgo que comportan.
1. Fondos garantizados
Los fondos garantizados están considerados como el tipo más conservador de entre todos los fondos de inversión. En términos generales, estos fondos aseguran la recuperación del capital invertido inicialmente. Por ello, el riesgo es prácticamente inexistente siempre y cuando el inversor respete la fecha final de la garantía, por lo que la rentabilidad es muy baja.
Algunos fondos garantizados son de renta fija, es decir, garantizan un rendimiento fijo en la fecha de vencimiento. Por otra parte, los fondos garantizados de renta variable no aseguran la rentabilidad adicional de la inversión más allá de la recuperación del capital inicial. En cualquier caso, los fondos garantizados en general constituyen una opción totalmente segura para los inversores más conservadores, puesto que estos no se arriesgan a perder el capital inicial en caso de mantener su inversión hasta el final del horizonte prefijado.
2. Fondos de renta fija
Este tipo de fondos se caracteriza por invertir la mayor parte del capital en activos de renta fija. Los activos de renta fija son activos financieros que obligan al emisor a realizar pagos en una cantidad y en un periodo de tiempo establecido previamente. La cantidad de dichos pagos incluye la inversión inicial y una cierta rentabilidad.
El hecho de que el cupón de estos activos sea “fijo” no implica que su valor no fluctúe en el tiempo, sino que el plazo de vencimiento que se ha acordado es inamovible. Llegado este momento se produce la devolución del capital inicial por lo que, de mantenerse hasta entonces, sí conocemos su rentabilidad desde el principio su rentabilidad. En todo caso, el valor de estos activos tiende a sufrir pocas fluctuaciones, que dependen, principalmente, de los tipos de interés. Por eso, se considera que los fondos de inversión de renta fija tienen un riesgo bajo, lo que los convierte en una opción apropiada para los inversores conservadores.
Dentro de los fondos de renta fija, los de menor riesgo son los fondos monetarios. Los fondos monetarios, además de la menor volatilidad de la inversión en activos de renta fija, ofrecen una gran liquidez ya que cuentan con plazos de vencimiento más cortos. Esto significa que se pueden transformar fácil y rápidamente en dinero efectivo sin que se produzca una pérdida de valor del activo, lo que puede resultar muy práctico para aquellos particulares cuyas finanzas dependan de estas inversiones.
No obstante, un contexto de tipos de interés bajos e incluso negativos para los vencimientos más cercanos, hace que las rentabilidades esperadas de estos fondos, aunque sujetas a mínimo riesgo, puedan ser negativas. Es decir, los fondos monetarios asumen lo que podríamos definir como el coste de la seguridad.
3. Fondos mixtos
4. Fondos globales
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5. Fondos de renta variable
La inversión en activos de renta variable o acciones implica que el rendimiento que se obtiene no es fijo: puede ser elevado, bajo e negativo. Este tipo de inversiones ofrece una rentabilidad ilimitada, pero también conlleva un riesgo elevado. Por una parte, el valor de las acciones se ve afectado por las fluctuaciones de la economía y de los mercados y, por otra, la evolución del sector y de la propia empresa afecta directamente al precio de dichas acciones.
Estos factores hacen de los fondos de renta variable una opción que genera incertidumbre y que puede no ser la más adecuada si el perfil del inversor es conservador. Por el contrario, si el perfil es arriesgado y lo que se busca es la posibilidad de obtener una rentabilidad más alta, invertir en acciones es, sin duda, la mejor opción.
Este ranking refleja los fondos de inversión más comunes, aunque existen varios tipos más. Evidentemente, cuanto más seguro sea el fondo de inversión, menor será la rentabilidad que debe esperarse de él.