Un seguro, a grandes rasgos, es la forma que tiene una persona de protegerse y proteger a los suyos (ante una “situación” en concreto). Entre los tipos de seguros a contratar, que son muchos, se diferencian los seguros de vida y no vida, de los que hablaremos, detalladamente, en este artículo, explicando en qué consisten, cuáles son sus coberturas y, claro está, de los aspectos en los que difieren.
Pero, antes de indicar las diferencias entre los seguros de vida y no vida, vamos a conocerlos.
¿Qué es un seguro de vida?
Un seguro de vida es aquel que se contrata con el fin de compensar económicamente a los beneficiarios del titular en el momento de su fallecimiento. El importe de esta “compensación” se establece en la firma de la póliza.
¿Y un seguro de no vida?
Un seguro de no vida, por su parte, es el que se contrata para “salvaguardar” los bienes materiales del tomador u ofrecer asistencia frente a cualquier tipo de siniestro que este pueda sufrir.
En base a estas definiciones, la principal diferencia entre el seguro de vida y el de no vida es el objetivo de su contratación, aunque existen más (que explicaremos a continuación).
Diferencias entre los seguros de vida y no vida: sus coberturas
Otra diferencia entre un seguro de vida y uno de no vida son sus coberturas. En los seguros de vida se suele ofrecer una compensación económica por la muerte natural o accidental (incluso ambas) del titular del seguro. También hay seguros de vida que incluyen compensaciones por enfermedades críticas o incapacidades.
Por su parte, los seguros de no vida ofrecen otro tipo de coberturas destinadas a salvaguardar la integridad de bienes materiales (coche, hogar, etc.) o la salud del asegurado (es el caso de los seguros médicos).