Desde el nacimiento de la Revolución Industrial, la humanidad ha estado empleando un sistema económico de producción lineal, enfocado a la fabricación de bienes que impliquen correr con el menor coste posible de elaboración, para así poder obtener más tarde de ellos grandes ventas y beneficios. Extraer la materia prima, dar forma a los productos, consumirlos y finalmente desecharlos conforman las cuatro etapas de este modelo económico que ha imperado durante el último par de siglos, dañando gravemente el medio ambiente: contaminación, calentamiento global y cambio climático son algunos de sus efectos más nocivos.
Por momentos, el planeta muestra síntomas de no poder seguir soportando una explotación sin límite ni control de sus recursos. En las antípodas de este consumo desmedido, la economía circular trabaja para revertir el problema e instaurar un desarrollo sostenible. ¿Pero de qué manera lo hace? Para entenderlo, antes se vuelve necesario desentrañar qué es la economía circular.
¡Avanza hacia un futuro más sostenible!
¿Qué es la economía circular?
La economía circular es un modelo de sistema económico y social nuevo que se basa en la elaboración de bienes y prestación de servicios, intentando no malgastar materias primas, como agua o distintas fuentes de energía, y optimizando las opciones de reutilización de cada producto. Este modelo supone pasar de una concepción basada únicamente en la búsqueda del beneficio económico del productor a una forma de entender el uso de los recursos que incluye la necesidad de preservar el planeta y causar el menor impacto posible en él. Curiosamente, esta nueva forma de producir acaba generando mayores ventajas y beneficios, ya que dispara el nivel de reaprovechamiento de los materiales.
Para la economía circular, alargar la vida útil de productos y servicios resulta fundamental. Si duran más, se renovarán con menor frecuencia y, por ende, un nivel inferior de recursos deberá extraerse de la naturaleza. Dentro de un sistema de economía circular, tomando por ejemplo el caso de los electrodomésticos, realizar un buen mantenimiento de estos y repararlos si se averían sustituye a la opción, por desgracia habitual, de tirarlos a la basura cuando se estropeen y comprar enseguida otros nuevos. Pero es que se ha de tomar conciencia de lo insostenible de esos hábitos consumistas, que sólo generan desperdicios que la naturaleza no puede procesar, ya que no suelen ser biodegradables.
Cambiar el sistema de producción lineal por uno circular supone interconectar las partes de un proceso que antes operaban con independencia. La introducción del factor ‘reutilización’ comunica la última etapa de un producto (su eliminación) con la primera fase del siguiente (creación de uno nuevo). El cambio de paradigma es asombroso, porque si se asume que el producto que se crea ahora ha de servir, una vez amortizado, como base del siguiente, se elegirán los materiales que faciliten esa transición. Y no solo eso: se intentará que dichos componentes tengan la mayor durabilidad posible. Además, reciclar supone dar nueva vida a elementos ya empleados, por lo que se reduce el nivel de intensidad en la extracción de recursos naturales.
Junto a la conversión del sistema en un círculo virtuoso en que unas etapas favorecen a las otras, la economía circular también trata de acortar el tamaño de este círculo; es decir, que haya menos pasos dentro de la cadena, de cara a consumir menos cantidad de energía y reducir todavía más el volumen de desperdicios que se originan. El proceso de separación y tratamiento de los residuos en nuestro hogar constituye un claro ejemplo del funcionamiento de la economía circular.
Ejemplo de economía circular: la separación de los residuos domésticos
Son muchos los ejemplos que nos ayudan a entender que es la economía circular. Uno de los mejores es la distribución y separación de la basura que se lleva a cabo dentro de las casas. En la práctica, arrojar todo al mismo cubo de basura o separar según la naturaleza de cada residuo, equivale a la diferencia entre acumular un montón de basura sin utilidad que únicamente se puede quemar o enterrarla bajo tierra, y poder sacar algo provechoso. Cuando los residuos se criban y, por ejemplo, se lograr tener aparte los restos vegetales, pueden transformarse en abono orgánico mediante un compostador.
Es clave, de este modo, el círculo de reciclaje que se establece gracias a la recogida de basura en contenedores distintos: azules (para papel y cartón), amarillos (envases ligeros) y verdes (vidrios). Se trata además de un recorrido circular muy largo, ya que desde que los residuos salen de la casa hasta que regresan a ella en forma de productos reciclados deben transitar por el contenedor, el centro de tratamiento, la fabricación del nuevo producto y finalmente su distribución hasta los comercios donde se adquieren. El vidrio, por su parte, cuenta con un círculo de reciclaje más corto si cabe, que en ciertas ocasiones se circunscribe de la tienda al domicilio y vuelta.
¿Cómo puedes incorporar la economía circular en tu vida diaria y en tus finanzas?
Retomando el ejemplo anterior sobre la gestión de los residuos dentro de las viviendas, una de las pautas de actuación que puedes incorporar en tu vida diaria para contribuir al desarrollo de la economía circular es que, antes de arrojar algo al contenedor de basura, lo pienses detenidamente. Y es que cuando se trata de menaje del hogar, mobiliario y aparatos de diversa naturaleza y utilidad, casi siempre existen alternativas como arreglarlos, entregárselos a personas para las que sí les sean útiles o incluso darle una segunda vida mediante algún tipo de reciclaje creativo que convierte estos objetos en elementos decorativos para tu inmueble.
En línea con la recomendación previa, la economía circular se beneficia cada vez que no compras eso que no necesitas y en ese momento puede tener un impacto en tus finanzas. Hay muchas opciones distintas a la adquisición de un bien: puedes alquilarlo, pedirlo prestado o tan solo usarlo mientras lo necesites sin ocasionar residuos y, además, evitando los gastos que ocasionaría su compra y su correspondiente mantenimiento. Este último es el ejemplo de los automóviles eléctricos compartidos que, después de haber realizado el desplazamiento, permanecen aparcados a la espera del siguiente usuario. Relacionado con las distancias y los desplazamientos, apoyas la economía circular cada ocasión que llenas tu carrito de la compra en comercios de proximidad, que se encuentran cerca de tu domicilio y, en muchos casos, apuesten por productos locales; así también reduces los trayectos y sus efectos contaminantes. Elegir envases y envoltorios sencillos en lugar de los más aparatosos conlleva a su vez ahorro en materiales.
Economía circular: cuando no reciclar sale caro
BBVA y la Sostenibilidad
En BBVA trabajamos en busca de un mundo más sostenible. Nuestra apuesta por el cuidado del medio ambiente y lo social es firme, hecho que demuestra la inversión realizada en modelos de negocio concienciados por el cuidado del planeta y, también, por el desarrollo de productos que lo fomentan, como la Hipoteca Casa Eficiente BBVA, el Préstamo Eficiencia Energética (para clientes), el Préstamo Coche Ecológico o, también, nuestras soluciones de inversión.
Y si eres una empresa, BBVA pone a tu disposición un conjunto de soluciones y de profesionales que te ayudarán a mejorar la sostenibilidad de tu negocio. ¿Quieres saber más sobre ellas? Entra en bbva.es o la app de BBVA y descúbrelas.