Hoy te presentamos el séptimo principio del Manifiesto Ágil, el cual dice:
El software funcionando es la medida principal de progreso.
Como hemos indicado en otros artículos, el Manifiesto Ágil está orientado al desarrollo de software funcionando (o software development), tanto de sistemas como de aplicaciones informáticas. Pero, y en base a nuestra experiencia, también sabemos que es aplicable a cualquier otro tipo de producto o servicio.
Por ello, vamos a explicarlo con un ejemplo, en concreto de un proyecto tecnológico, y luego continuaremos con otros productos o servicios.
Ejemplo (método tradicional)
Imaginemos un proyecto de desarrollo de software ejecutado bajo el método tradicional. Como sabéis, hay una primera fase de análisis. Cuando esta acaba, comienza la de diseño y, tras ella, empezamos a desarrollar. Una vez construido en su totalidad, se hacen las pruebas y finalmente se pone en manos del cliente.
Por tanto, la evolución de un proyecto ejecutado bajo el método tradicional se va midiendo a través del avance lineal de cada una de estas fases. Es decir, podemos indicar que llevamos un 40% del trabajo realizado y encontrarnos aún en la fase de análisis o diseño, lo que supone no haber empezado a construir nada. Y aún así podríamos decir, según este enfoque tradicional, que el proyecto va bien.
Es más, podemos seguir avanzando el proyecto y llegar a completar el 80% del mismo y encontrarnos ya en la fase de desarrollo o ejecución, y no haber entregado nada aún. Así pues, según el método tradicional, podríamos tener una valoración positiva del proyecto si estamos cumpliendo en tiempo y coste y, sin embargo, puede que el cliente todavía no haya visto nada.
Y si seguimos avanzando hasta el 90%, ya estaríamos en la fase de pruebas. Parecería que todo va muy bien. Igual hasta podríamos decir que nos hemos adelantado en plazo y estamos ahorrando costes. ¡¡¡ NOS QUEDA SOLO UN 10% Y HEMOS TERMINADO EL DESARROLLO DEL SOFTWARE!!
¿Es real ese progreso del 90% en el proyecto?
No tiene porqué. Vamos a mostrarte algunos argumentos que contrastan con esta visión tan positiva:
- Puede ser que las pruebas empiecen a fallar y no haya tiempo suficiente para corregir el producto. Algo que puede llevarnos, en algunos casos, a retroceder a fases anteriores de análisis y desarrollo.
- También puede ocurrir que cuando hagamos la entrega del producto o servicio, la calidad no sea la adecuada y debamos dar marcha atrás hasta las etapas de desarrollo para corregir lo que no ha funcionado bien.
- Incluso puede suceder que, al final, el producto entregado al cliente no se adecúe a sus necesidades porque en su día no se entendieron bien los requisitos.
Como podéis observar, los porcentajes de avance NO constituyen una medida adecuada del progreso real del proyecto, ya que puedes estar al 90% y no haber entregado nada.
¿Cómo se mide el grado de avance del proyecto si se ejecuta bajo la metodología Agile?
En Agile el avance siempre lo vamos a medir en base a la entrega del software funcionando al cliente.
Cuando hablamos de “entrega” nos referimos a poner en sus manos un producto o un servicio que funcione. Eso no significa que el producto esté desarrollado en su totalidad, sino que vamos entregando distintas funcionalidades que ya son válidas por sí mismas y, al mismo tiempo, vamos a ir haciendo que el producto o servicio siga creciendo hasta que lo demos por completado.
En Agile no tenemos evoluciones parciales, ya que es lo mismo que no tener nada (dado que la entrega del producto o servicio no está lista). Sólo cuando la ponemos en manos del cliente estará al 100%. Por eso la métrica que usamos es o 0 o 100: o está o no está.
En resumen
El séptimo principio del Manifiesto Ágil nos recuerda que lo verdaderamente importante para determinar la evolución de un proyecto o proceso es la entrega del software funcionando, y no los porcentajes de avance en el plan de ejecución.
Hasta aquí este artículo, en el que hemos querido compartir el séptimo principio del Manifiesto Ágil, el cual profundiza en la entrega del producto o servicio y en cómo esta es la única medida de progreso. Y como siempre decimos los Agile Coaches de la Disciplina Agile España: "todas y todos somos parte del cambio".
Marta Galdón, Agile Coach de la disciplina Agile España en BBVA.
Aprendizaje Agile
- El método tradicional no refleja fielmente la evolución del proyecto, y por ende del producto o servicio que se entrega al cliente, ya que este puede estar al 90% y no disponerse de una versión final a entregar que funcione.
- La metodología Agile, a diferencia de la tradicional, marca que dicha entrega a realizar al cliente debe ser de un software funcionando, producto o servicio que aporte valor, sino no se realizará.
- Por eso, a la hora de medir, se usan dos cifras, 0 o 100, ya que “está o no está”.